LOS ANGELES - Con una rodilla en el suelo, rostros afligidos y gestos de disculpa. Así ha tratado de pedir perdón un centenar de policías en Estados Unidos durante la oleada de protestas tras el asesinato del afroamericano George Floyd a manos de un agente de Minneapolis.
El gesto de arrodillamiento es realizado por manifestantes, el símbolo del reclamo por el freni a la brutalidad policial contra la población afroamericana.
Ciudades en Estados Unidos han sido escenario de episodios de este tipo, en los que los agentes de policía han intentado solidarizarse con los manifestantes y protestar contra una violencia policial contra las minorías que parece endémica en este país.
Este gesto, aplaudido por muchos por su simbología, también ha sido tachado de "insuficiente" y "teatral" por manifestantes y críticos de la policía, tanto en declaraciones a medios locales como en redes sociales.
Una de las imágenes más populares de las últimas horas la protagonizó el jefe del Departamento de Policía de Santa Cruz, Andrew Mills, blanco y uniformado, al arrodillarse al lado del alcalde de esa urbe, Justin Cummings, afroamericano, durante una de las manifestaciones convocadas en esa ciudad.
EEUU
"Necesitaba enviar un mensaje a la comunidad y a nuestros agentes: el racismo, el abuso y el asesinato policiales son absolutamente horribles y no deben tener cabida en nuestros departamentos", señaló Mills en declaraciones por teléfono a Efe, con un tono sobrio.
Ese jefe de policía, con más de 40 años de carrera, dijo que se sintió "horrorizado" al ver las imágenes del "asesinato" de Floyd a manos de Derek Chauvin, ahora exagente de la Policía de Mineápolis y bajo custodia policial.
Así, Mills calificó de "horrible" la técnica que usó Chauvin para inmovilizar y, luego, asesinar a Floyd, que murió asfixiado por la presión de la rodilla del agente sobre su cuello después de repetir varias veces que no podía respirar.
"No haría eso ni a un animal, ni a un perro. Imagínate a una persona. Es horrible", insistió.
En Los Ángeles, un grupo de policías también se arrodilló esta semana junto al alcalde de esa ciudad, Eric Garcetti, durante unas protestas convocadas enfrente de su residencia gubernamental.
En el otro extremo del país, en Nueva York, también se han vivido momentos de conexión entre los agentes de policía y los manifestantes, aunque algunos los han considerado "insuficientes".
Uno de estos sucedió cuando tres oficiales decidieron arrodillarse a petición de los manifestantes en el humilde barrio neoyorquino de Queens, en el este de la ciudad.
Quién grabó ese episodio fue la afroamericana Aleeia Abraham, una de las participantes, que en declaraciones a la televisión CNN apuntó que ese acto es "insuficiente".
"Está genial, es un buen gesto, pero lo que realmente estamos buscando es acción de verdad. Estaré aún más sorprendida cuando no nos pisen el cuello o nos disparen", agregó.
Otros, como la usuaria de Twitter @suchagirleegirl, fueron un paso más allá y tacharon el gesto de "burla", por el hecho de que Chauvin matara a Floyd presionando su cuello con la rodilla.
El ahora famoso gesto fue iniciado en 2016 por Colin Kaepernick, exjugador de la liga profesional de fútbol americano (NFL, en sus siglas en inglés), cuando decidió hacerlo para protestar contra la violencia policial contra las minorías mientras sonaba el himno estadounidense antes de iniciar un partido.
Esa rebeldía, que fue respaldada por muchos jugadores afroamericanos de la liga, creó a la vez una gran polémica entre los sectores conservadores del país y provocó en última instancia que Kaepernick fuese expulsado de la liga.
Cuatro años más tarde, el talentoso mariscal de campo no ha vuelto a jugar un partido oficial, pero su popularidad y su imagen se han convertido en icónicas en EEUU.
"Aplaudo a Kaepernick. En este país el abuso policial no ha sido bueno para nuestra nación; necesitamos terminar con el racismo sistémico", opinó Mills, del Departamento de Policía de Santa Cruz.
Pese a la buena intención de los cuerpos policiales del país, la realidad es que las cargas, el uso de gases lacrimógenos y las detenciones no han cesado en los últimos días en la mayoría de grandes ciudades de EEUU.
Esa ha sido la respuesta al caos y el vandalismo que ha ganado protagonismo en lugares como Los Ángeles, Nueva York y Washington D.C., donde establecimientos y edificios públicos y privados han sido saqueados a altas horas de la madrugada.