EL SALTO, Jalisco - Una riña suscitada tras el calor de un juego de béisbol al interior del reclusorio de Puente Grande dejó este viernes siete muertos -tres de ellos por arma de fuego y cuatro por golpes- y nueve lesionados, además de cinco detenidos.
"A reserva de que los peritos corroboren, pudiera estar fijado en el lugar de los hechos un artefacto explosivo de fabricación casera, derivado de la contienda al interior del reclusorio, hay nueve personas lesionadas, mismas que fueron trasladadas a hospitales", informó el fiscal de Jalisco, Gerardo Solís.
La gresca motivó la presencia de elementos de la Guardia Nacional y de la Policía Antimotines de Jalisco para apoyar al personal de seguridad ubicado en el Reclusorio de Sentenciados del complejo carcelario, localizado en las inmediaciones de la ciudad de Guadalajara.
En el lugar, las fuerzas del orden aseguraron dos armas de fuego, una de calibre 0.380 y otra de calibre 5.7 mm, por lo que las autoridades investigan cómo llegaron ahí.
El director general de prevención y reinserción social, José Antonio Pérez, explicó que minutos antes de la riña había tenido lugar un juego de béisbol tras del cual un grupo de reos comenzó la agresión a otro, por lo que una parte de la población carcelaria los defendió a golpes.
"Sí, hubo una agresión y la población enardecida, en respuesta a lo que consideraron algo injusto, reaccionaron violentamente porque las personas agredidas no eran personas que causaran problemas al interior del centro, con la consecuencia de algunos agresores fallecidos".
Desmintió que la trifulca se haya tratado de un intento de motín, una agresión a los policías o autoridades del centro penitenciario o de "alguna acción para desestabilizarlo".
La autoridades informaron que la investigación estará a cargo de la Fiscalía General de Jalisco y se abrirá además una investigación entre los trabajadores para saber cómo ingresaron las armas y determinar responsabilidades.
El complejo penitenciario de Puente Grande ha estado bajo la lupa en las últimas semanas, debido a que por lo menos un centenar de internos ha dado positivo a las pruebas de COVID-19.
De hecho, Moisés Escamilla May, identificado como "El Gordo May" y uno de los líderes de Los Zetas, murió a principios de mayo en esa prisión donde cumplía su condena a causa de COVID-19.